Instrumental. In media res

Por algún sitio hay que empezar, y no parece mala idea hacerlo por el final.
Einstein lo dijo, y nosotros estamos de acuerdo: Ciencia es Sherlock Holmes.
Y Conan Doyle lo vaticinó con claridad: Sherlock Holmes acaba o no acaba en la perenne incógnita que es Moriarty.
Ergo, el límite de la Ciencia es el objeto perfecto de la ambivalencia, la nada como posible existencia, el concepto brumoso donde la Idea se recrea y se suscita sin moral ni regla alguna.
Einstein fue violinista y amó la música desde el principio hasta el final; descubrió la fórmula que posibiltaba el Apocalipsis y descubrió que en el átomo habitan ya, junto al amor y la curiosidad, el robo y la paranoia. Si eligió a Conan Doyle y a su héroe, y no al Dupin de Allan Poe fue por algo. Sabía de lo que hablaba.
En sus conversaciones con Tagore, ambos coinciden: música y esquemas. son las formas del pensamiento. Por ahí iremos. Pensamiento judío, amores griegos, esquemas, música oriental y occidental, poesía, viajes y todo lo que suponga un auténtico, honrado y digno Vivir la vida!, como canta Guillermo Portabales en Junto a un cañaveral (libertades y libertinajes inclusíve).

Conan Doyle habló con espíritus: el Paraíso es susceptible de ser conocido a riesgo seguro de destruirlo.

Asi que empezamos, como decíamos, por cualquier sitio. Por Instrumental, de James Rhodes, nuestro Moriarty inicial, por ejemplo, cuya lectura nos ha hecho pensar mucho sobre lo que ya sabíamos (somos muy platónicos nosotros, y nos pasamos la vida reconociendo y resabiendo; somos resabios en busca de reconocimiento, sí).
James Rhodes es dos o tres cosas principalmente: pianista, víctima de abusos sexuales, pijo. Desconocemos el orden de importancia de estras tres facetas de la Santísima trinidad en el sujeto, pero estar están. Un Iphone nano le salvó la vida en un siquiátrico de alto standing, por ejemplo. Según él dice que dicen de él, toca el piano de maravilla, y un salvaje lo violó sistemáticamente durante su infancia sobre la colchoneta del gimnasio.

Ahora ha escrito un libro sobre, según reza la portada, música, medicina y locura. De ninguna de las tres hemos encontrado demasiado en el libro. De amor malbaratado, de supervivencia, de perversión, de literatura y de narración si hemos encontrado bastante. El libro se subtitula memorias. Y es un gran libro de memorias. Memorias de principio de milenio.